jueves, 28 de abril de 2022

2 Desde GIC

 






Autoestudio de Prácticas de Enseñanza y Formación Docente

 

PARTE I.

 Aprendiendo con otros: Compartiendo el viaje

 

Dos pasos adelante, un paso atrás: Escuela- Asociaciones Universitarias

(Brady, L., 2008)

 

En la última década en Australia, al igual que en los EE. UU. y el Reino Unido, ha habido un énfasis creciente en las escuelas y las facultades de educación de las universidades al estar colaborando tanto en la educación de los futuros maestros como en el proceso continuo de desarrollo profesional de los docentes en ejercicio. Aquí sostengo que tales asociaciones pueden mejorar el aprendizaje de los formadores de docentes al aumentar la pertinencia de su enseñanza e investigación, con el potencial de cerrar la brecha entre las respectivas culturas de escuelas y universidades (Sachs, 1997).

Desde la perspectiva de los docentes, la colaboración con las universidades ofrece oportunidades para mantenerse al tanto de la innovación a través del desarrollo profesional. El énfasis bien establecido en las escuelas como comunidades de aprendizaje hace propicia la creación tanto de socios como de otras redes de aprendizaje. Lieberman (2000, p. 226), respaldando el valor de las redes, argumenta que “Proporciona vías para que los miembros aborden problemas reales, trabajen en colaboración y para comunicarse más efectivamente con una población diversa, las redes son especialmente adecuadas para el desarrollo de comunidades de aprendizaje”.

Las asociaciones más formales como las reportadas también pueden cumplir y potencialmente emular estos beneficios. Desde la perspectiva de los académicos, los programas de formación docente han sido criticados por ser demasiado teóricos y, por lo tanto, por no lograr los resultados apropiados en la integración entre la teoría y la práctica. Smedley (2001) dio cuenta de la división teoría-práctica al sugerir que los académicos dibujan su práctica de la investigación, la literatura, la interacción con colegas y su experiencia en el salón de clases en escuelas y universidades, mientras que los profesores extraen su práctica de las interacciones en el aula escolar, el desarrollo de los estudiantes, los recursos didácticos, y procedimientos escolares. Ya sea que los factores de Smedley (2001) proporcionen o no un resumen exacto de esta dicotomía perenne, la creación de asociaciones presenta la oportunidad de cerrar esta brecha y reemplazarla con una verdadera colaboración entre escuelas y universidades.

En la parte II, se relata brevemente la historia y el contexto de la escuela- asociaciones universitarias en Australia, e informa de la participación en el desarrollo y mantenimiento de una alianza entre la Facultad de Educación de la Universidad de Tecnología de Sídney, y una escuela primaria local.


 Referencia

Aubusson, P. & Schuk S. (2008). Aprendizaje Docente y Desarrollo. El laberinto de espejos. Springer. Australia.


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