miércoles, 11 de diciembre de 2019

GIC


Una buena inversión.
 Invertir en nuestra salud es de lo mejor que podemos hacer. Esta inversión no exige mucho en términos de capital y, aunque los mayores rendimientos se consiguen a largo plazo, comienza a producir beneficios de inmediato.
Vivir más tiene sus inconvenientes.
Actualmente la mujer occidental tiene un promedio de esperanza de vida de 80 años y el hombre de setenta y cinco, mucho más que hace treinta o cuarenta años.  Pero vivir tanto tiempo en esta sociedad acomodada presenta algunas desventajas: trastornos, achaques y enfermedades que ensombrecen los últimos años de una larga vida. La persona promedio puede esperar pasar los últimos siete u ocho años de su vida sufriendo alguna afección degenerativa crónica, mayormente presión arterial alta, con el riesgo que conlleva de enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrovasculares, y artrosis, con su larga y dolorosa espera por un reemplazo de cadera o de rodilla.
Es una lástima que tanta gente esté hasta llegar a la tercera edad para decidirse a invertir en su salud; y es que, al igual que ocurre con las inversiones económicas, cuanto antes comencemos, mayores serán los beneficios.
No obstante, incluso tras una vida de negligencia, mejorar nuestros hábitos puede proporcionarnos grandes dividendos.

Fuente:
Mitchell C. (2013). Understanding Nutrition. The Stanborough Press Limited.
APIA Spanish Edition

No hay comentarios: