lunes, 9 de enero de 2017

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TecReview

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Un tema de inversión, no de ciencia ficción.

En Mountain View, California, un grupo de científicos de alto nivel se encuentra reunido en las instalaciones del Laboratorio de Inteligencia Artificial Cuántica, un centro de investigación desarrollado por la NASA y Google. Los científicos prueban algoritmos en una de las primeras supercomputadoras cuánticas del mundo, una computadora que actualmente es del tamaño de una habitación, pero que promete ser al menos 100 millones de veces más rápida que una PC. A unos cuantos kilómetros en la misma ciudad, una empresa recibe muestras de saliva de miles de personas en el mundo. La empresa ha cobrado 150 dólares a cada una de estas personas a cambio de entregarles un perfil de su genoma humano. Mientras esto sucede, en la ciudad de Boston, en la costa este de Estados Unidos, un par de estudiantes de ingeniería del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), diseña un reactor capaz de utilizar desperdicio nuclear para generar energía. Por increíble que parezca, los casos anteriores ya están lejos de ser extractos de un relato de ciencia ficción. Al contrario, estas empresas son reales y representan actualmente una oportunidad de inversión. Una inversión con miras al futuro. Una inversión en tecnologías que cambiarán –sin duda– la manera en que vivirá la humanidad en los siguientes cien años.
Vivimos en una época de innovación y cambio sin precedentes. Diversos avances tecnológicos en la última década han impulsado grandes descubrimientos en diferentes disciplinas. Si bien la proliferación del Internet y la invención de los teléfonos móviles han desencadenado la creación exponencial de diversas empresas y servicios, existen otros grandes esfuerzos de investigación que están cambiando industrias enteras. Un claro ejemplo es el proyecto del Genoma Humano, el cual concluyó en 2004 y que tuvo un costo total aproximado de 3,000 millones de dólares. El proyecto culminó con el primer mapa completo de nuestro código genético. Gracias a este proyecto es que hoy entendemos mejor la causa de varias enfermedades; también es la razón por la cual el costo de secuenciar el genoma de una persona se ha reducido por debajo de los mil dólares, e inclusive es gracias a este proyecto que se ha desarrollado ya una técnica para modificar nuestros genes por medio de una tecnología llamada CRISPR-Cas9, la cual, sorprendentemente, abre la puerta para que en un futuro se puedan erradicar las enfermedades por completo.
Así pues, en los últimos años hemos visto un gran crecimiento en el sector de las tecnologías emergentes. Estas tecnologías, también llamadas tecnologías exponenciales, son innovaciones tecnológicas disruptivas que representan justamente un progreso exponencial para la humanidad en diversos sectores productivos. Singularity University en los Estados Unidos las define como aquellas tecnologías capaces de impactar la vida de al menos mil millones de personas en el planeta. Algunos sectores de tecnología emergente son: Inteligencia Artificial, Genética Aplicada, Materiales Avanzados, Robótica, entre otros.
Es evidente que se avecina una nueva ola de inversión en tecnología. Si tomamos como referencia el reciente boom de inversión en aplicaciones móviles en el mundo, el invertir en tecnologías emergentes promete ser bastante interesante y rentable para los inversionistas. No por nada los fondos inversión más reconocidos, así como las multinacionales más importantes, están invirtiendo en este sector. Las empresas como Google, Facebook, Intel y Amazon, a través de sus departamentos de inversión corporativa, están apostándole al futuro, invirtiendo en empresas que van desde la fabricación de robots a la exploración y minería espacial.
Debemos estar pendientes de esta nueva ola de inversión en tecnologías emergentes, pero sobre todo, debemos estar preparados para los cambios que nos tocará aceptar como humanidad. Seguramente la vida en treinta años será muy diferente a como la vivimos hoy.

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